sábado, 7 de septiembre de 2013

"Jacques Henri Lartigue"





LOS CAZADORES deMENTES



Jacques Henri Lartigue
Francia, 1894-1986






Autorretrato J.H.L.



















"La enfermedad del pensamiento profundo"






          Los Papagali (1) piensan tanto, porque para ellos el pensar se ha convertido en un hábito, una necesidad y una carencia. Tienen que continuar pensando. Sólo después de muchas dificultades logran realmente no pensar y, en vez de esto, viven de una vez con su cuerpo entero. A menudo viven únicamente con sus cabezas, mientras el resto de sus cuerpos está profundamente dormido, aunque caminen, hablen, coman y rían mientras tanto. Crear pensamientos (el fruto del pensar) le mantiene esclavizado, intoxicado por sus propias reflexiones. Cuando el sol está brillando, él piensa todo el tiempo cuán bellamente brilla. Pero cuando el sol brilla, es mejor no pensar absolutamente nada. Un hombre sabio extendería sus miembros a la cálida luz y no produciría ni un pensamiento mientras tanto. Él no absorbería únicamente el sol en su cabeza, sino también con sus manos y pies, su estómago, sus tobillos y todos sus miembros. Dejaría que su piel y sus miembros pensaran por él, pues esas partes piensan también, aunque no del mismo modo que piensa la cabeza. Pero a menudo los pensamientos se yerguen en medio del camino del Papagali como un gran pedregón de lava que no puede hacerse a un lado. Puede tener pensamientos felices, pero no le hacen reír, ni sus pensamientos más tristes le hacen llorar. Está hambriento, pero no va a por el taro o el palusami. La mayor parte del tiempo es un hombre cuyos sentidos vive en discordia con su espíritu, un hombre dividido en dos mitades.

(1) Aunque Papagali significa hombre blanco extranjero, literalmente quiere decir quebrantador de los cielos.
El primer hombre blanco que desembarcó en Samoa llegó en una embarcación a vela.
Los nativos que le vieron aproximarse, pensaron que había una grieta en el cielo por la que el hombre blanco llegaba hasta ellos.
Él rompió los cielos.
En la nueva mitología de los Maoris de Nueva Zelanda, los Papagali son los de piel blanca que bajaron de los cielos en brillantes vehículos blancos.













          ¡Y hay tantos modos de pensar y tantos objetivos que alcanzar con nuestra flechas de pensamiento...! Es un triste destino el del pensador cuyos pensamientos le llevan demasiado lejos.¿Qué sucederá cuando de nuevo sea mañana? ¿Qué estará planeando el Gran Espíritu para mí, cuando llegue el Salafy (2)? ¿Dónde estaba yo antes de que el mensajero de Tagalao (3) me trajese mi agaga (4)? Pensar así es tan inútil como tratar de ver con los ojos cerrados. No es posible. Y no es posible pensar en tu camino hacia el futuro o hacia el final del pasado. Aquellos que lo intenten lo averiguarán por sí mismos. Desde los días de su juventud hasta sus años maduros, dormirán como estorninos sobre un mismo e idéntico punto. Ya nunca verán el sol, ni el vasto mar, ni las adorables muchachas, ni la felicidad, nada, nada en absoluto. Ya no podrán probar siquiera el kava; sólo mirarán fijamente el suelo. No están vivos, pero tampoco están muertos. Han sido afligidos por la enfermedad del profundo pensar.

(2) El mundo subterráneo (venidero).
(3) Dios supremo de la mitología samoana.
(4) El alma.













          Del mismo modo, tanto pensamiento como sea posible es embutido en las cabezas de los niños. Se les fuerza a digerir cierta cantidad de esteras-pensamiento cada día. Sólo los más sanos desechan de nuevo esos pensamientos inmediatamente o los dejan hundirse a través de un colador. Pero la mayoría de ellos sobrecargan sus cabezas con pensamientos de tal modo que ni un punto se deja abierto y ya jamás puede entrar un rayo de so. A esto se le llama <<educación>> y es cosa muy difundida.
          Educación significa llenar la cabeza hasta el borde con conocimiento. Un hombre educado sabe lo alta que es la palmera, el peso de un coco, los nombres de todos los grandes jefes y cuántas guerras han hecho. De cada río, animal y planta sabe el nombre. Sabe todo, todo. Cuando le haces a un hombre educado una pregunta, disparará la respuesta directa hacia ti, antes de que puedas cerrar la boca. Su cabeza siempre está cargada con munición, lista para una salva. Cada europeo usa la mejor parte de su vida en transformar su cabeza en un rápido cañón de fuego. Al que trata de no cooperar lo fuerzan a hacerlo. Cada Papagali debe saber y debe pensar.
          La única forma de ayudar a aquellos pacientes del pensamiento a desechar sus ideas, es olvidando. Pero no les enseñan eso y así difícilmente nadie puede hacerlo. La mayoría de ellos llevan tantos pensamientos dentro de sus cabezas que cansan sus cuerpos y les hace débiles y marchitos antes de tiempo.























Autorretrato J.H.L.








Fotografías de Jacques Henri Lartigue.
Título y textos extraídos de "Los Papalagui", discursos de Tuivaii de Tiavea, jefe Samoano,
después de su viaje por Europa.
Reunidos por Erich Scheurmann.








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