viernes, 7 de julio de 2017

"Jackson Pollock"






ARTEsana
BLOg DE NOTAS



Jackson Pollock
EEUU, 1912-956



Fotografía de Hans Namuth.



















          El artículo de Harold Rosenberg publicado en 1952, que proporcionó el término de Action Painting y todo un conjunto de términos e ideas anexas (la tela como "ruedo", el cuadro como "acontecimiento", la imagen como "resultado de ese encuentro", "el cuadro que es un acto" y que, por lo tanto, "es inseparable de la biografía del artista"), iba dirigido a toda la generación de los nuevos pintores abstractos americanos, pero apuntaba claramente a un artista en particular: Jackson Pollock. Éste -cuya práctica artística, era la menos convencional de todas las de los demás pintores agrupados, de forma bastante aproximativa, bajo la etiqueta de "expresionistas abstractos"- representaba el modelo manifiesto del "pintor de acción" tal como lo definía Rosenberg. Las obras de Pollock, pero sobre todo su forma de trabajar, ya habían suscitado mucho interés en 1952, tanto en los periódicos de gran tirada como en la prensa especializada. En 1951 Robert Goodnough había publicado un artículo titulado "Pollock pinta un cuadro" en el que, por vez primera, se mostraba al artista en el ejercicio de su famoso método, desplegando y lanzando pintura líquida sobre un lienzo extendido sobre el suelo de su taller, en un ballet de gestos rápidos que parecía borrar toda posibilidad de intervención del análisis o de la reflexión. Goodnough también describía, con estilo claro y más bien documental, la naturaleza atlética de los procedimientos de Pollock. Pero su texto estaba totalmente aplastado por los elementos visuales que lo acompañaban en las páginas de Art News, es decir, por las fotografías de Hans Namuth, tomadas un año antes, y en las que se veía realmente a Pollock pintando.









          
          Cualquiera que haya seguido un poco el desarrollo del arte americano en los años 50 y 60 sabe, hoy, que esta asimilación del trabajo de Pollock a la Action Painting fue objeto desde el principio de todas las furias del crítico Clement Greenberg. Atacó, de forma muy explícita, dicha concepción en un artículo titulado "Cómo la crítica de arte se forja una mala reputación". A la descripción inicial de Rosenberg, que caracteriza el trabajo de Pollock en los años 1947-1950 de "papel pintado metafísico" (en un sentido más extático que peyorativo), Greenberg replicó diciendo que eran cuadros que estaban colgados de la pared, y que, en tanto que obras de arte autónomas, su éxito o fracaso debía ser juzgado como el de cualquier otra obra de arte, es decir, sobre criterios formales.
          Los criterios formales propuestos por Greenberg tendían a distinguir en la obra de Pollock un tipo de espacio pictórico particular, que respondía a las condiciones de lo que denominaba "la pintura modernista". Para Greenberg la distribución que realizaba Pollock de líneas viscosas y chorreantes sobre amplias superficies de lienzo establecía una síntesis específica entre la "platitud" material del cuadro en tanto que objeto y el ilusionismo espacial de la pintura en tanto que dato fenomenológico. Que esta síntesis fuera "modernista" era debido a la manera en que Pollock había conseguido inscribir dicha sensación de espacio en el interior de la "platitud" inicial. Al impedir localizar objetos discretos, distintos, diferenciados dentro del campo pictórico, la red lineal de Pollock negaba las relaciones entre figura y fondo que caracterizan el espacio ilusionista tradicional -relaciones que permiten al espectador imaginar que puede desplazarse físicamente en el interior de un cuadro, de adelante a atrás, orientándose de forma táctil gracias a los elementos estructurales, "tridimensionales", del campo ilusionista-. Al hacer imposible este tipo de proyección, los trazos de Pollock reforzaban el sentimiento de impedimento real y literal de penetración en el cuadro: resulta tan improbable como atravesar un muro de yeso. Pero al mismo tiempo, la madeja de trazos suscita en el espectador la sensación de una extensión abierta y luminosa que parece apartarse bajo la trayectoria de su mirada inquisitiva. Para Greenberg ahí residía el genio del trabajo de Pollock, en el hecho de que la tercera dimensión que ofrecía "es una tercera dimensión pictórica, estrictamente óptica [...], a través de la cual sólo es posible viajar con los ojos".












Obra de Jackson Pollock.
Fotografías de Hans Namuth.
Texto, extraído de "Lo fotográfico", de Rosalind Krauss.



Fotografía bajada de la red.






                                                  






Hans Namuth
  Essen, Alemania. 1915-1990





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