martes, 25 de diciembre de 2018

Mariano Zuzunaga"






BLOg DE NOTAS




Mariano Zuzunaga
Lima, Perú. 1953




Fotografía bajada de la red.





















          La fotografía como un medio puesto al servicio de artistas, ha ido tanteando su camino desde los albores del invento. Fotografiar qué. Fotografiar cómo. Fotografiar cuándo y para qué. Fotografiarlo todo. Fotografiarlo como y cuando fuera, para tenerlo, todo fotografiado, porque la fotografía era una realidad, y como tal, alimento para los sentidos. Los sentidos, porque las fotografías podían ser dulzonas, cálidas, silenciosas, ásperas, ... y también algo más. Este algo más es lo que le da sentido a los sentidos; dimensión y orientación, tiempo y espacio.

          Cuando Cartier-Bresson habla del "momento decisivo", cuando Alfred Stieglitz habla de "equivalencias", nos dicen que la fotografía es esto... y mucho más. Mucho más porque la expresión nace de un impulso afirmativo. La distinción entre lo real y lo abstracto la hacemos por comodidad. En ambos casos, lo que sostiene a la expresión viva es su momento.

          Se atisba a comprender cuando nuestra experiencia expectante asume relajada y satisfecha el momento expreso. Y el momento se muestra como afirmación de sí mismo.

          Existe una secuencia indefinida y encadenada que puede percibirse si previamente alineamos en nuestra conciencia la sucesión de instantes dentro de los cuales "sucedemos". Damos así paso a la posibilidad de desencadenar dicha secuencia, poniendo en libertad un instante que interrumpa el fluido y nos permita ingresar dentro de la corriente llamada inspiración. El tiempo desaparece confundido en el espacio y da lugar al "momento visual". Lo que vemos en este "momento", no son los objetos que fotografiamos, sino justamente lo que se materializa en dichos objetos: nuestra visión. Todo se alinea en función de la visión.

          Esto nos lleva a comprender que la visión es algo que se produce en nuestro interior. Se ve con la mente a través de los sentidos. Si éstos se desarrollan o están más desarrollados, se comprende que exista más "realidad" para quienes hacen especial uso de éstos. Tanto la visión como aquello que la nutre, desaparecen, o en el mejor de los casos se heredan representadas de otra forma, cuando un determinado ser y/o su circunstancia desaparecen.

          En este otro sentido es que también podemos abordar el "momento visual". Surgen aquí interrogantes de otro orden y que nos obligan a distinguir un medio de otro, o al menos qué visiones son las particularmente fotográficas. Esto supone distinguir al tipo de hombre que surge como consecuencia del nacimiento de un nuevo tiempo que trae consigo nuevos medios de reflejarse y de mostrarse a sí mismo su "momento".

          Entendidas así las cosas, no tendría que suponer un esfuerzo mayor, para quien aborda imágenes de otros medios, la experiencia espiritual de enfrentarse a una fotografía. Es aquello que la obra produce en mí, lo único que yo puedo someter a análisis y esto, a la vez, se somete como punto de referencia para quienes están dispuestos a realizar una experiencia análoga. Para todo ello es indispensable la disposición que permita que una fotografía "obre" como visión hecha obra. El criterio particular se ve alimentado por elementos reales, que como posibilidad, son en principio comunes.

         Finalizando, el momento visual es reflejo de un "tiempo" interno que se encuentra fijado como culminación de la experiencia visual.










Fotografías y texto, extraído de "El Territorio Fotográfico", de Mariano Zuzunaga.





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