Quentin Shih
China, 1975
Foto: Facebook. |
"El ser chino no se parece a nada,
pero lo que fue una resistencia será una extravagancia y, al cabo,
a efectos prácticos, una simple razón turística".
pero lo que fue una resistencia será una extravagancia y, al cabo,
a efectos prácticos, una simple razón turística".
"Volé a China con el propósito de conocer China pero cuando aterricé en la costa, a comienzos de 1997, ya no estaba. Exagero: estaba, pero sorprendida en un momento de gran mudanza. La habían desmontado a lo largo de millones de kilómetros cuadrados en las zonas que parecían más prósperas, aquellas precisamente que deseaban con enorme ansiedad mostrarme los chinos. Me las mostraban con orgullo tan notorio que costaba esfuerzo asumir su entusiasmo. Aquello que en las ciudades estimaban más digno era un calco de las escenografía norteamericana: Las ciudades más nuevas y ricas, en las llamadas Zonas Económicas Especiales mimadas por el poder, parecían nacidas de los proyectos desechados por los estudios de arquitectura y urbanismo de Nueva York, Alburquerque o Chicago".
"China es, ante todo, la inmensidad de su campo, donde aún residen casi las dos terceras partes de la población, pero el proceso de metamorfosis iniciado hace veinte años avanza a altísima velocidad sobre los sembrados. El comunismo de Mao se encargó en su tiempo de allanar muchas señas del pasado: los monumentos, las obras de arte, los prostíbulos, los templos, los café y hasta jardines o bailes, tenidos por burgueses. Ahora, el nuevo capitalismo levanta no sólo boleras, clubes, karaokes, hamburgueserías, timbas y rascacielos sobre plantaciones de arroz sino pecados genuinamente occidentales sobre Las analectas de Confucio".
"Los efectos de la privatización, el poder de las grandes corporaciones, la corrupción política y económica, la entronización del mercado injusto, el paro galopante, el crecimiento de la desigualdad social y las mafias, la insolidaridad, la destrucción de la naturaleza y la hegemonía del dinero, homologan a China con cualquier país occidental al que pudiera oponerse".
"El gigante China va convirtiéndose de esta manera no ya en la otra superpotencia que desafiará la potencia económica de Estados Unidos y que opondrá a la cultura americana occidental otro modelo de cultura y de progreso, sino en la nueva superstar del neocapitalismo liderado por Norteamérica. O, exactamente: en la plataforma estelar para la prueba cenital que el capitalismo demandaba para coronarse".
"Occidente, para desesperación de aquella China o Asia que pretenda reafirmarse por contraste, ha dejado de existir como una muralla donde hacer rebotar la voz y recobrar el eco autóctono. No hay murallas eficaces donde refrendarse, ni oposición tampoco donde dignificarse. Exactamente la añagaza de Occidente es haberse introducido en el mundo como un virus invisible y haber trasformado la totalidad en un espacio trasparente, sin fronteras, sin aranceles, sin diferencias; hablantes de la misma lengua, contratantes en la misma moneda, espectadores de la misma película, consumidores de la misma sopa, seres clónicos en un magma de Lo Mismo. Con ello se ha forjado el fenómeno fullero de la globalidad: un universo donde los valores, los credos, los individuos, las desigualdades, lo valioso y lo banal, flotan y se mezclan al compás de las oscilaciones indiferentes, sin espacio definido ni tiempo histórico, sin norte o sur, occidente u oriente".
Fotos: Quentin Shih.
Cita y textos extraídos de "China superstar" de Vicente Verdú.
www.quentinshih.com
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