Pierre Gonnord
Francia, 1963
Foto bajada de la red. |
"Dichosa ella mil veces que lo pudo tener".
Aquí se hace lo que mando yo.
Hilo y aguja para las hembras, látigo y mula para el varón.
Eso tiene la gente que nace con posibles.
¡En ocho años que dure el luto no ha de entrar en esta casa el viento de la calle!
Hacero cuenta que hemos tapiado con ladrillos puertas y ventanas.
Así pasó en casa de mi padre y en casa de mi abuelo.
Mientras, podéis empezar a bordaros el ajuar.
¡Alabado sea Dios!
¡Sea por siempre bendito y alabado!
Descansa en paz con la santa compaña de cabecera.
¡Descansa en paz!
Con el ángel san Miguel y su espada justiciera.
¡Descansa en paz!
Con la llave que todo lo abre y la mano que todo lo cierra.
¡Descansa en paz!
Con los bienaventurados y las lucecitas del campo.
¡Descansa en paz!
Con nuestra santa caridad y las almas de tierra y mar.
¡Descansa en paz!
Concede el reposo a tu siervo Antonio María Benavides y dale la corona de tu santa gloria.
Amén.
Requiem aeternam donat eis, Domine.
Et lux perpetua luceat eis.
Me escapé, porque me quiero casar, porque quiero casarme con un varón hermoso de la orilla del mar, ya que aquí los hombres huyen de las mujeres.
No, no callo. No quiero ver a estas mujeres solteras rabiando por la boda, haciéndose polvo el corazón, y yo me quiero ir a mi pueblo.
¡Bernarda, yo quiero un varón para casarme y tener alegría!
Es verdad. Está todo muy oscuro.
Como tengo el pelo blanco, crees que no puedo tener crías, y sí, crías y crías y crías.
Este niño tendrá el pelo blanco y tendrá otro niño, y éste, otro, y todos con el pelo de nieve seremos como las olas: una y otra y otra.
Luego nos sentaremos todos, y todos tendremos el cabello blanco y seremos espuma.
¿Por qué aquí no hay espuma?
Aquí no hay más que mantos de luto.
Cuando mi vecina tenía un niño yo le llevaba chocolate, y luego ella me lo traía a mí, y así siempre, siempre.
Tú tendrás el pelo blanco, pero no vendrán las vecinas.
Yo tengo que marcharme, pero tengo miedo de que los perros me muerdan. ¿Me acompañarás tú al salir al campo?
Yo no quiero campo. Yo quiero casas, pero casas abiertas, y las vecinas acostadas en sus camas con sus niños chiquitos, y los hombres fuera, sentados en sus sillas.
Pepe el Romano es un gigante. Todas lo queréis. Pero él os va a devorar, porque vosotras sois granos de trigo.
¡No, granos de trigo, no!
¡Ranas sin lengua!
Y no quiero llantos. La muerte hay que mirarla cara a cara.
¡Silencio!
¡A callar he dicho! ¡Las lágrimas cuando estés sola!
¡Nos hundiremos todas en un mar de luto!
Ella, la hija menor de Bernarda Alba, ha muerto virgen.
¿Me habéis oído? Silencio, silencio he dicho,
¡Silencio!
Fotografías de Pierre Gonnord.
Textos extraídos de "La casa de Bernarda Alba" de Federico García Lorca.
www.pierregonnord.com
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