lunes, 17 de junio de 2013

"PROYECTO HOMBRE MATERIA"






desCONCIERTO EN Mi memoria









PROYECTO 
HOMBRE 
MATERIA







Cuando el artista captura al tiempo a través de la luz lo que hace realmente es apropiarse de la vida.
Cualquiera en su lecho de muerte plagiaría impúdicamente al gran poeta y repetiría su agónica frase: "La luz es conocimiento, la luz es vida; luz, más luz..."

Y aunque para el autor la obra sea tan sólo un instante como representación de la ambigua realidad, el observador lo que adquiere es una detención del proceso, un reflejo de la producción industrial que se ha construido en torno al hombre, de ese paisaje artificial contradictoriamente estable que obliga al productor a tomarse en serio lo empírico y rechazar cualquier ficción, y tanto más implacablemente cuanto que su medio de no dejarse contaminar es lo sencillo y lo desnudo, el reinterés por el objeto pardigmático aunque sin abandonar el enfoque teórico dentro de un mercado que en sus vaivenes ha pasado de la poesía a la prosa sin nostalgias y con terrible lucidez.
Tal es ésta que hasta la propia evidencia es cuestionada, así como su relación con la totalidad y su derecho a la existencia; en un mundo propio en que todo se ha hecho posible y la puerta a la infinitud se ha franqueado, la reflexión tiene que enfrentarse a ello en busca de su propia esencia afirmativa, imprescindible para el arte en relación con ese estado de degeneración a que ha llegado la realidad, aunque luego observe desilusionado que se ha convertido en algo insoportable por lo que tiene que revolverse contra aquello que forma su mismo concepto, lo que le lleva a transformarse en algo incierto hasta en sus entrañas más íntimas.
La arribada a tal estado de escepticismo es inevitable porque sólo puede interpretarse el arte por su ley del desarrollo, no por sus invariantes, incluso su propia libertad es una astucia de su propia razón, así como la felicidad se ha convertido necesariamente en una fuga precipitada que no tiene nada de aquello de lo que el arte mismo escapa, puesto que es accidental y menos esencia que la adquirida de su propio conocimiento, quedando pues el goce artístico como constitutivo del arte.

La reflexión abraza al  laberinto precedente de los estilos y los artistas abocan al eclecticismo estilístico y linguístico en sus resoluciones como ansiosos cleptómanos, lo que les convierte en nómadas de los modelos linguisticos históricos en busca de referencias pero eludiendo citarlas en su pureza inicial, sino mediante una contaminación que evita cualquier tono celebrativo y apologético que implicaría identificación y regresión imposibles, toda otra objetividad se pierde a sí misma por el camino dulzón de su propia falsedad.

Y ya que su construcción le lleva a la radicalidad, su problema termina en su misma posibilidad, pues al crecer la intensidad de la reflexión crece su fuerza y es el contenido mismo de la obra el que se oscurece, dispensándole de la interpretación como si no hubiese nada que interpretar.
La conformidad con esta situación es la confusión que origina que se hable del absurdo, craso error sobre la materia del arte, que son lo difícil y lo bueno, pues ver lo difícil tratado adecuadamente nos ofrece una idea de lo imposible.








































Obra, textos y diseño de  enriqueponcede 1995.
(Para el texto se han utilizado referencias de Goethe, Giulio Carlo Argan, Achilo Bonito Oliva y Theodor W, Adorno).





No hay comentarios:

Publicar un comentario