Nobuyoshi Araki
Tokyo, Japón. 1940
Retrato de N.A. en el tatuaje. |
Siempre ha sido así, la misma repugnante premonición del arrepentimiento. Desde que tengo memoria, siempre lo mismo, aunque entonces, hace tantos años, sufría más. Atracarme de chocolate, pegarme con mis hermanos, mentir, suspender las matemáticas, apagar la luz, despegar ansiosamente los recónditos labios con la mano izquierda y rozar aquello cuyo nombre aún no conozco con la yema del índice diestro, describiendo círculos leves e infinitos, capaces de provocar al fin la escisión. Me parto en dos, una indescifrable espada me atraviesa y mis muslos se separan para siempre. Noto la grieta que me corre por la espalda. Me corro. Me abro, me escindo en dos seres completos. Como una ameba. Elemental, feliz y babosa.
Fotografías de Nobuyoshi Araki.
Texto extraído de "Las edades de Lulú" de Almudena Grandes.
Impresionante.
ResponderEliminarsin concesiones... Araki explora "terrenos" acotados por la censura pero también de la mente.
EliminarA pesar de la controversia que suscita, sus imágenes no te pueden dejar indiferente.
ResponderEliminarUn saludo
prefiero su belleza antes que la polémica -que siempre procede de una mente perversa-. gracias por tu visita.
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