AUTOretratos DEl Yo MISMO
No supongo, estoy seguro, hay algo desencajado en mi maquinaria.
A veces, cuando me levanto, los relojes dan horas disléxicas: las 12:01, las 7 treinta y cinco o seis, o las cinco menos cuarto. Otras veces, cuando escucho o veo cantar a alguien, no le oigo ni le miro, pienso, pienso que algo me pierdo de un gozo, o me imagino cómo es ese otro mundo donde se puede ser otro ser. Y en las ocasiones que me roza una piel mi piel me supongo lo sería ser ella o él, lo que esconde esos ojos que me miran a mí también.
Menor de ciento cinco, no tengo currículum, y si alguna vez lo tuve de tanto arrastrarlo por los suelos polvo se hizo. No estudié en Berkley, ni en Harvard, Oxford ni Cambridge; no visito Twiter, ni he expuesto en el Moma, la Tate, y ni tan siquiera tomo café; apenas he estado en lugares importantes, ni hollado surcos trascendentes de esta maldita tierra, de hecho los senderos que pisé seguro que no han quedado alterados. No creo en más premio que en trabajo sincero, y tengo mis dudas de que hacer lo que te gusta sea un oficio.
Siempre he viajado con la sensación anacrónica de reconocer los lugares de antemano, o que nunca los abandoné, como un incómodo tatuaje sensorial. Sé que como bagaje es parco, escueto e intrascendente, pero en ningún equipaje cabe más.
Hace ha acepté de buen grado el índice acusatorio estigmatizando mi yo, si bien "raro" es un apelativo boomerang, porque lo peculiar para mi es la falta de conciencia, de inconsistencia o de la ebriedad moral de los jueces de lo normal. De hecho, rotundamente abomino de la ezquizofrenia social, torpemente concordada y alimentad de vulgaridad. El único compromiso que acato es la lucidez de una vida temporal, cómplice y a la vera de una falsa sensación de eternidad.
Lo cierto es que de mí sólo puedo ofrecer lo que no se ve, pues mi apariencia es únicamente una mueca irónica, cuando no sorda. Es como si lo fútil me traspasara mientras lo físico me resbalara sin más. Así que nunca sé qué hora es, ni si alguna vez tendré próximo proyecto, o un futuro de barro y/o acidez. Tampoco deseo romper el silencio incómodo que me conforma, pues sin él dejaría de ser la música sorda que me conmueve; pero si un día los vientos me vuelven a meter su arena cegadora en los ojos, sabría acunarme también.
Tan sólo creo creer en que las imágenes recitan oraciones profanas y cacofónicas de lo que pensamos ver, o que la única frontera respetable es el encuadre de una fotografía veraz, y que las estrellas nos miran desde su ayer; o que mientras la luz nos da vida, nos la quita también.
Ahora mismo disfruto mirando nubes que saben correr, si saber por qué, mientras me acuna el sordo sonido de aquél engranaje oxidado, por desgastado, de una lente convexa que no sabe más que ver y ser.
Fotografías y texto de enriqueponce de la serie "BATH", a 20doce.
Nada como el silencio bajo el agua...
ResponderEliminarFeliz día del Pilar ;-)
a veces...nos merecemos un descanso de tanto "ruido"...
Eliminargracias.
La mejor, para mi, la última.
ResponderEliminarMe gustan las manos.
peace&love
aniko
gracias. es imagen se salía un poco de la serie, pero quedaba bien como "despedida", así que decidí incluirla...porque sabía q t gustaría¡¡¡ ;-))))
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