lunes, 7 de septiembre de 2015

"Qué cosa es...?






OPINION.es
desCONCIERTO EN Mi memoria





          "Para ellas"




¿Qué cosa es una fotografía?





          Todas las fotografías son lo mismo: una porción acotada de un mudo y detenido mundo, independientemente de haber sido dada a la luz como daguerrotipo, al carbón, en sombras de plata o codificada binariamente; sea ésta un retrato, un paisaje o muestre edificios; haya sida tomada con fines documentalistas, sea conceptual o vanamente mercadería publicitaria; se trate de instantáneas espontáneas, escenificadas o procedan de un viaje sin operador a través del espacio. Toda fotografía calla lo que es, porque esa voz que no dice resulta luego la nuestra, no suya que no posee. Ellas son sólo tiempo detenido, pasado y eterno, espacio encuadrado sobre un marco selectivo de lo acotado, el horizonte plegado en cuatro sobre sí mismo, las sombras de luz y su huella revelando un tránsito. Y sin embargo  pareciera que no saben callar lo que no pueden narrar.


          Hace relativamente poco tiempo, y aprovechando las ventajas de la actual tecnología de autoedición, recuperé para mi madre viejas fotografías en blanco y negro de nuestro pasado familiar. Mis progenitores fueron jóvenes alguna vez, los hermanos y yo niños, y allí quedamos anclados en aquel tiempo. Eran unas pocas fotografías del periodo de tránsito desde nuestro pueblo de origen hasta la ciudad que luego nos habitó, y donde además aparecían gentes que luego envejecieron o simplemente nos dejó. Son unas cuantas sombras de un pasado que compartimos juntos, aunque siempre de forma diferente, el sucinto y acotado álbum familiar que luego proseguimos dando forma a color. Pero al verlas mi madre se emocionó y conmocionada se apresuró en mostrarlas entre sus allegados, sin embargo en éstos la expectación fue menor. ¿Por qué?, porque lo que no aparecía en aquellas instantáneas sólo se reveló para la memoria de mi madre, las de mis hermanos y la mía.


Fotografo anónimo.
Del álbum familiar de enriqueponce.


          Hace unos veinte años conocí a la chica más inteligente del mundo, coincidimos en Tarazona-foto, aprendiendo de la erudición de Eduardo Momeñe y su sin par empatía para con la pedagogía fotográfica. Sara poseía las virtudes que siempre más me encandilaron: humildad y dulzura. Luego compartimos otros encuentros donde en algún momento debí regalarle algunas fotos hechas por mí. Hasta que marchó a China, recabó en Filipinas, Londres y finalmente en EEUU. Mientras, continuamos conectados epistolarmente y viéndonos en alguna de sus escasas escalas en casa, pero paulatinamente nos fuimos distanciando y finalmente nos perdimos la pista. Ahora, hace poco tiempo, nos volvimos a reencontrar a través de Facebook y me recordó una de aquellas imágenes que se llevó en su periplo por aquel entonces tan ancho mundo: es el retrato de un pescador en la cama de un hospital después de cinco días agarrado a un madero en alta mar, y sobre la mesilla de noche la figura de la patrona de los marineros junto a un ejemplar de "Historia de un náufrago" de Gabriel García Márquez. La había tomado, allá por los años 80 mientras trabajaba para el diario Canarias7, y en el intenso periodo que había compartido con Sara la había narrado el grato recuerdo de aquella historia, por eso, y después de ese tiempo nuestro de pérdida y vacío, entiendo por qué quiso conservar esa instantánea siempre consigo: al mirar ese peculiar espejo veía su propio reflejo.


José Martín, segundo patrón del Islamar Tercero.
Fotografía de enriqueponce,
publicada en el Canarias7, el 18 de Agosto de 1984.


          Otra gracia del azar me llevó algo después a otro excepcional encuentro. En una de las "Primavera Fotográfica de Cataluña" a las que acudí acólito por algún tiempo conocí a Itxasu, rebosante de vitalidad y proyectos, llevando bajo el brazo un libro de la autoedición de entonces con los retratos de la gente con los que convivió durante su estancia en Escocia, y a punto de partir en una vuelta al mundo enrolada en un velero. Por supuesto se llevaba en la maleta ilusiones, curiosidad y optimismo, además de su cámara. Intercambiamos fotografías y cada uno siguió su camino. Gracias a la indiscreción de internet la localicé hace como un año, viviendo en la India, y en su página continuaba escribiendo su gráfico diario de viajes, sobre el mar y sobre la tierra. Como deseaba incluir sus imágenes en este blog le escribí un correo, y no sólo me recordaba sino que me envió a la vuelta un par de fotos de una fotografía mía colgando en la pared de su hogar: el borroso sendero en blanco y negro que se pierde en una curva de lo incierto. Me refería que le había acompañado siempre en todas sus casas de Londres, París, Nueva York y Nueva Delhi. Por supuesto le agradecí infinitamente haber conseguido para mí tan gratas "exposiciones", y aún más, que aquella fuera inspiración de sus pasos al hacer su propio camino.



Fotografías de Itxaso Zúñiga, sobre una foto de enriqueponce.



          Ya más cercano en el tiempo hallé a través del aburrimiento de GOOGLE+ a la mujer más inteligente del mundo que no he conocido. Entre el batiburrillo egocentrista de la red se escondía la intrigante y compleja personalidad de Rosa clamando al sordo cielo sus apocalípticos comunicados: los lunes calza tacones imposibles, continuamente para en todos los cafés y tazas del mundo virtual, los finde se engasta en ficticios lookes de dudoso glamour, y por las noches abraza insomnio de perpetua y resignada melancolía. Con ellos sentí por supuesto que recibía más de lo que yo pudiera ofrecerla, y aun así decidí obsequiarla con algunas fotos tomadas a través del ojo de mi cámara, miré al cielo y salí un día de tormentosa inestabilidad, me mojé pero volví a casa satisfecho. Cuando las vio me dijo que lloró, no sé por qué pero tengo esa virtud con ella, siempre provoco el efecto adverso al deseado, o sí lo sé porque me dijo que le encandilan mis imágenes. Pero lo que ella ignora es que la fotografía deja ver cosas que permanecen ocultas, que los paisajes pueden cambiar, pero la luz es la tirana reveladora del papel del tiempo. Tirana virtud pues.


Fotografía de enriqueponce.
De la serie "El cielo protector".



          Dicen que la fotografía ha muerto, que la excesiva profusión de imágenes de hoy en día han hecho de ella algo que no fue nunca, ni es. Pero desde la escritura cuneiforme, sobre piedra, papiro o papel, al e-book hoy hay más gente que lee, e ignora realmente qué es leer. Que el teatro está en crisis se oye desde los tiempos griegos hasta ésta nuestra era digital. Pero los tiempos cambian, nosotros con él, y el analfabetismo ahora es simplemente diferente, y más visible. Nuestros ancestrales antepasados utilizaron el arte como forma de comunión frente a lo ignoto, lo inaprensible; luego la pintura se usó no sólo como revelación y reafirmación de lo divino sino además como una Biblia al fresco y en cinemascope narradora de las aventuras y desventuras de un héroe creador, el que tanto necesitaba el vulgo llano en su sumisión. Igualmente la escultura evolucionó desde su lógico postulado espacial hasta los tratados deconstructivos plenos de hueros vacíos o convexos conceptualismos. Pero la fotografía es la hija bastarda de toda esta historiografía artística, pues no tan sólo hereda todo anterior conjunto de tesis y contrapuntos sino que los ruptura y amplía infinitamente, transgrediendo con su omni-fundamento técnico frente a lo artesanal, o porque su multiproducción no aúrea sea ontológicamente incatalogable dentro de los patrones anteriormente acordados. Y aunque ahora nos preocupa y asusta la neófita masificación y vírica vulgaridad no por ello deja de ser ella misma. La aparición del best-seller no certificó la defunción de la literatura, ni las impresoras 3-D son la alternativa justa a la escultura, sencillamente nuevos factores vienen a añadirse al argumento narracional.

          Para mí la fotografía es como la palabra COSA, en mayúsculas, es un todo que lo abarca todo: los tiempos y los espacios reales y virtuales, los distintos estados de éstos, la huella de los tránsitos de las sombras que reviven con forma de memoria, o las múltiples y distintas formas de arte que hemos podido pensar con sus diferentes postulados o técnicas que hemos deseado crear para creer. Pero sobre todo significa un nuevo auto de fe donde posamos la mirada transversal que cada uno de nosotros habitualmente porta absorta, porque sería imposible vivir con esa clarividente lucidez todo el tiempo. Por eso, cuando tú miras una misma foto que yo ves cosas que en su no-lenguaje yo no supe leer, pero en cambio y a la par es capaz de compartir ilusiones empáticas que harán que nos identifiquemos recordando o llorando. Si la vida es una cosa que no podemos bien definir, la fotografía es su azogue, no más.




Fotografías de los autores citados al pie.
Texto de enriqueponce.


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