"Esto no es Oregón."
Demetrio Aldous soñó que Macondo desaparecía arrastrado por un viento violeta. Los ciudadanos ejemplares y temerosos de Dios perdieron la corporeidad hasta ascender a los cielos, a la verbena del Padre Todopoderoso. Los desalmados, los incrédulos y los escritores abandonaron la humedad tropical y caminaron tras la senda amarilla que no les llevó hasta el Mago de Oz. Nada más se supo de ellos.
Sobre la ciénaga de la desolación y el abandono fue imposible levantar otra ciudad. Nadie pudo chanchullar con el mítico territorio donde los viajeros se tendían a la sombra de un poema para dejar pasar sus vidas. Por eso Demetrio utilizó la caja de rotuladores que tenía guardada desde el día de su Primera Comunión.Dibujó casas con chimenea, jardín y un pastel de chocolate en el horno, una plaza con quiosco de música, un Ayuntamiento renacentista y el peine de Chillida para su amor, un río de plata con orillas moradas y fresas y romances y árboles con sonetos.
Pintó un cielo tan azul que no quedó color para el mar. Por eso el mar era rojo y durante las noches olía a clavel y tronío. Un mar que ronroneaba sobre las playas de la Isla de Idle, la única isla con metáforas como montañas, laderas de rimas asonantes y la carpa rojiblanca del Circo Mangani.
La humedad transformó a sus habitantes en hombretones con sayón y alpargatas, en mujerucas de delantal y peludo bigote, en niños con mocos y piojina. Los muertos regresaban del Cielo a la Tierra cruzando el descolorido arco iris de la etiqueta de una botella de lejía y el embajador plenipotenciario de la República de Calíope convocaba a un recital literario a sirenas, unicornios, a un clown venido a menos y al mirón guarrindongo que escribe sus obscenidades de rima libre en el centro comercial.
El olor dulce de las tahonas atrajo corderillos de miel con patatas a lo pobre para coge pan y moja. La red municipal de abastecimiento de agua emanaba vino y los pocos amperios que circulaban por el pueblo empezaron a bailar break-dance encaramados a las farolas que iluminaban el puente romano. La nubes blancas descargaron Coca-Cola sobre el sueño y Demetrio despertó. Ya no estaba el guitarrista gitano que acompañaba a Börjk, ni las pandereteiras del Final de la Tierra.
Nada había cuando abrió los ojos, sólo desvelo. Se sintió incapaz de escribir un verso y pasó el resto de sus días tirado sobre un chinchorro admirando la grandeza literaria de Macondo.
Un lugar que no es, 2014.
Fotografías de enriqueponce.
Cuento "Caja de rotuladores" extraído de "La Isla de Idle" de Javier López Clemente.
Título inspirado en el programa "Oregón TV", de Aragón TV.
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