lunes, 15 de mayo de 2023

"Mia y una fotografía"

EL CAJÓN deSASTRE









“La luz usada deja polvo de mariposa entre los dedos”.

Gil de Biedma





 “Mia y una fotografía”





José de la Cruz Caraballo

1917-83



          Los residuos del tiempo son la maravilla de hoy. O al menos así lo consideramos, no en vano residuos resulta toda la cultura, cada trozo de historia, todo vestigio arqueológico, e incluso la naturaleza es el poso de antiquísimas fuerzas y conformaciones que dan como resultado el hoy. Ocurre que el hombre en su incestuoso, arrogante y egoísta deambular por el planeta logra gracias al azar bellísimas transformaciones. Durante muchos años en diversos lugares y países se arrojaron impunemente los restos de nuestro progreso, y a día de hoy “Las Playas de Cristal” se cuentan entre los atractivos turísticos. Estas son productos de los viejos vertederos de cristales incontrolados y se hallan tanto en la septentrional Federación Rusa -bahía de Ussuri- como en su opuesta estadounidense -Fort Bragg, en California- o la cercana ensenada hispana de Baleeira -en Laxe, A Coruña-. Arrojamos al mundo basuras y maravillas. Es la historia del descuido.

          Pero la historia que desea narraros es otra, la historia es la siguiente: Mia está casado con un Ponce, mi hermano, licenciada en Historia corre por sus venas la pasión por el desentrañamiento de esos ayeres que resultan en un inconcluso infinito de presentes. Así lleva un tiempo recuperando, reordenando, clasificando el viejo archivo familiar, reconociendo a antiguos seres queridos, envejecidos o desaparecidos, desde esas fantasmales imágenes del tiempo que son el álbum de la genealogía. El azar le puso entre sus manos un retrato de estudio de su padre aún joven, allá por los años veinte del pasado siglo, pero lo curioso de aquél residía en su revés pues llevaba una firma serigrafiada: Ponce, el primer apellido de su marido. Como conoce mi excelsa apreciación por lo fotográfico no se limitó a compartirlo con mi hermano sino que como divertido anecdotario me la mostró, aunque conservando un fondo de prurito desazón por la extraña coincidencia. Naturalmente enseguida compartí el entusiasmo por tal maravilloso hallazgo, y recordando el sabio consejo de mi sobrina a este insigne homo no digital propuse una búsqueda del susodicho autor en el Internet que todo lo abarca. No habiendo transcurrido apenas unos minutos Isma -mi hermano- dio con él, a través del Ministerio de Cultura en su página de la Biblioteca Virtual del Patrimonio Bibliográfico halló un fotógrafo que tuvo su estudio en la populosa avenida de Triana en Gran Canaria entre el periodo aproximado de 1927 a 1939. Coincidía. Allí figuran multiplicidad de retratos llevados a cabo por aquel artesano de la luz, reflejando gentes, costumbres, vestimenta, fiestas y paisajes de la época, y entre ellas la misma imagen del progenitor de Mia -aunque constaba sin identificar-. Hasta aquí lo prosaico, puesto que los retruécanos del azar son los responsables de que aquel insigne artífice del retrato no tan sólo se apellidase como la familia de su cónyuge, sino que además se trata de un-otro ancestral Enrique Ponce -recuerdo: tal como quien esto suscribe, y cuñado de Mia para más inri-.

          Conservo desde hace años una fotografía hecha por Alegría Lacoma del culo del famoso-prestigioso matador de toros tocayo mío, donde se puede ver impreso en el envés del capote “nuestro” común nombre -y vagamente un trozo de morlaco tras la verónica-, dedicada de su puño y letra -“de Enrique Ponce para Enrique Ponce”- como anecdotario de la coincidencia. Pero desde el ayer-hoy de este encuentro entre la historia con un fotógrafo -como yo- nacido en Gran Canaria -como yo- que tomó el retrato del progenitor de Mia -hace más de treinta años que compartimos familia- y suegro de Isma -mi hermano-, puedo dar fe que de los residuos del tiempo -igual que los cristales al albur del azar del mar- resultan las maravillas del hoy: el litoral de esa isla afortunada cuenta ahora con otra nueva playa de un cristal tallado por el afán del tiempo.




























Fotografías de Enrique Ponce y texto de enriqueponce.







PD: Finalmente Mia halló otras dos imágenes -otros dos cristales- realizadas por el mismo operador que reflejan a sus abuelos, el padre y la madre de su padre.


1 comentario:

  1. Estoy feliz de leer este relato. He pasado un día de locura. Al sentarme ahora un ratito, me acordé que me habías enviado un enlace. Me ha encantado. Ha sido un regalo. La vida nos sorprende a veces con unas coincidencias muy extrañas. Gracias Enrique.

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