"Un bosque de paja"
Hoy he utilizado mi dedo índice para otra función que no fuera señalar mis anhelos.
He matado una hormiga minúscula que había osado invadir el territorio que ocupo villanamente, y llamo hogar.
Luego pensé que su familia quedaría esperándole para siempre. Tal vez cuando partió a su labor olvidó dejar una nota en la nevera diciendo de su periplo por si tardaba en regresar, o no lo hacía. Seguro que ahora estarán preocupados, aunque presiento que pronto reanudarán sus quehaceres rutinarios, con su memoria a cuestas o con su olvido.
Después razoné que tan trágico suceso podría acontecerle a uno de esos animales que construyen su vida lejos de los clanes sociales. De hecho recordé una frase leída que sitúa a todo hombre en soledad frente a Dios. Un dios, uno cualquiera. Desconozco si en el reino animal también inventan ofrendas al ignoto, aunque sí presiento que algún día vendrá a posarse sobre nuestras cabezas una decisión irrevocable y certera, e injusta. Y que la huella que nos lacre y mate no tendrá en cuenta nota alguna sobre la tierra o el cielo que dé fe de que salimos para no volver.
Luego he estado mirando descargar una breve tormenta sobre los tejados de la urbanización, fumándome un Lucky e intentando poner palabras a la paradoja de la "calma chicha" que sentía frente a un espectáculo tan visceral. Me refiero no tanto al hecho maravilloso de mirar, lo que sea, en este caso la furia de agua y aire, como a la particular interpretación que le doy a las imágenes. Y cómo de éstas aprendí sobre la zozobra y el desconcierto.
Mientras la parcela se inundó de charcos busqué también palabras para construir una nota para cuando no pueda regresar a casa tras mis periplos, que diga algo así como que detesto este teatro de vanidades que se interpreta frente a mis ojos. Algo así como que al principio me dejé llevar aún a pesar del incómodo prurito que nunca logré disimular, aunque luego aprendiese a sobrellevar, y ahora parece que me deja reposar.
Luego, a las 21 y pico, mientras veía correr a unos atletas en Helsinki los 1.500 en pos de una meta, sufriendo, tal vez huyendo de la dura preparación, acatando la tiranía de un único vencedor, yo me decía que todos llegarían, como así fue, aunque a otro lugar, otro. Pensaba en sus infructuosos esfuerzos en la lucha en contra de un crono, en la ciega confianza de los seres por descifrar el viento en contra de la tormenta de la expresión, esas nubes que llegan y pasan y dejan los dibujos de una lluvia aceitosa sobre el papel, en la inquebrantable actitud de correr por las pistas que otros antes nos trazaron, y en las prisas y en el reposo.
Y llegó la noche, donde trastocamos luces para ahogar un poco la ilusión, y aunque la hormiga ya no regrese a su sitio sí había un oculto grillo persistiendo su misma partitura de ayer, utilizando sus armas con la misma inconsciencia que constancia, o eso creí, como un don equívoco que me hace verle así, y a mí vanagloriarme de una superioridad incierta, la misma que me transporta, con este cuerpo mío que vive de forma anacrónica, a mi ego. Pues yo escribo con un futuro presentido, un descolocado presente y un pasado mal anhelado, y él no.
Pero era como si ese grillo y yo, durmiendo juntos, rasgásemos las mismas notas sobre las mismas cuerdas de un atemporal violín de luz y aire. Como si él, huyendo y escondiéndose en la oscuridad de mí, fuese yo, ocultándome de otro bicho mayor que domina nuestras existencias, las conoce y las desprecia. O me permite simplemente, tanto como yo a esos pequeños animales que impido que traspasen el umbral de mi estancia. Un bicho tan poderoso como ese Dios que inventaron los hombres para justificar lo injustificable, además de utilizarlo como parapeto o ilusión.
No, yo no creo en eso, únicamente presiento una cadena de desencuentros, entre seres, materias, dimensiones y demás formas imaginarias, aunque igualmente distantes e imposibles de un todo, y ello en cada una de sus partes. Y a mí, a este pobre grillo, insecto, nube, lluvia, partitura, nota, imagen o letra le ha tocado en dicha confesarse autor del homicidio de una hormiga que obvió dejar un possit con su despedida.
Texto y fotografías de enriqueponce.
En un tiempo entre 20?? y 2013.
Qué bonito!!, tanto las fotos como el texto. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarBesos
gracias. me gusta que te guste...
Eliminar(espero que ya estés recuperada)
Imagenes fantasticas. Una serieserie muy lograda
ResponderEliminartu elogio es doblemente agradable por venir de ti, gracias.
Eliminar