Un viaje a ninguna parte...
Los caminos se entrecruzan, se revuelven sobre sí mismos antes de llegar a ningún lado. Son caminos para los pies, para las pezuñas, para los cascos, para las ruedas. Hicieron caminos de hierro y ahora han hecho también caminos en el aire. Aterriza en la llanura de La Mancha el avión que despegó del aeropuerto de Orly, aterriza junto al bar en que trabajaba Vicentita, y está a punto de llegar a Méjico el viejo autocar destartalado donde atravesando el océano, viaja la compañía Iniesta-Galván. En el cuartucho de la posada le dice al cómico su hijo el zangolotino: <<Yo no le llamo de usted porque es mi padre, sino porque no le conozco>>, y el cómico agonizante le escucha allí, sobre la almohada del asilo. Allí escucha la voz de su prima Rosa: <<Pues aunque no me necesites, me vas a tener para siempre, para siempre. Porque yo sí te necesito. Ya lo sabes, apréndete esta palabra: siempre.>> Con sus bultos al hombro van por el camino, cruzándose con los cómicos y saludando al pasar, el Generalísimo Franco y el presidente Kennedy, que viene en visita oficial. Al llegar Carlos Galván a la suite con ventanales que dan al mar, la starlet Mabel Gaynor se abre de piernas y Greta Garbo le ofrece una copa de champán. A lomos de un viejo incunable, Maldonado viaja feliz a los infiernos. Ve el jubilado cómo mueve los labios el ebanista. Puede hacer un esfuerzo para verlos mejor, mueve la cabeza hacia ese lado, pero no quiere, prefiere quedarse allí lejos, donde van a condecorarle con la Legión de Honor, y después marcharse a mear al patio de la posada, porque sabe que al abrir la puerta del retrete aparecerán ante él las playas de Acapulco. <<Somos vagabundos>>, le dice Juanita Plaza. Va cerrando los ojos. Ya no tiene dolores, porque un peso suavísismo, consolador, se le ha posado en el hombro. Es la mano de una mujer. De una de las que tuvo. No sabe de cuál.
Se oye la voz del pregonero en los caminos, en las calles y plazas de los pueblos, en los wagons-lits, en la penumbra de los escenarios vacíos después de levantar los decorados, en los patios de butacas, en los grandes hoteles de Cannes, Buenos Aires, París, en los cafés de cómicos, en los platós, en las casas de putas, en las fondas de las estaciones, en los vagones de tercera, en los aviones, en las pensiones de los barrios bajos. Se oye la voz del pregonero:
-¡Hoy, a las seis y media de la tarde, en la residencia de ancianos San Carlos Borromeo, ha fallecido el cómico Carlos Galván! ¡se suplica a cuantos le han conocido que tengan para él un piadoso recuerdo!
Desde ningún sitio hacia ningún lugar, 2013.
Fotografías de enriqueponce.
Título y texto extraídos de "El viaje a ninguna parte" de Fernando Fernán-Gómez.
Me encantan esas carreteras que no llevan a ninguna parte, vacías, solitarias, no parecen tener ni principio, ni fin...
ResponderEliminarLa película, una grande del cine español.
Abrazos.
eso... caminos, sin principio, ni fin...
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