"El moderno Prometeo"
<<Por mucho que se haya hecho>>, exclamaba el alma de Frankenstein,
<<mucho, muchísimo más lograré yo; avanzando por los senderos ya marcados, inauguraré una nueva ruta, exploraré poderes desconocidos, y revelaré al mundo los más profundos misterios de la creación>>.
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Francis Galton
Reino Unido, 1822-1911
Fotografía bajada de la red. |
Una lúgubre noche de noviembre vi coronados mis esfuerzos. Con una ansiedad casi rayana en la agonía, reuní a mi alrededor los instrumentos capaces de infundir la chispa vital al ser inerte que yacía ante mí.
Era ya la una de la madrugada; la lluvia golpeteaba triste contra los cristales, y la vela estaba a punto de consumirse, cuando, al parpadeo de la llama medio extinguida, vi abrirse los ojos amarillentos y apagados de la criatura; respiró con dificultad, y un movimiento convulso agitó sus miembros.
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Arthur Batut
Francia, 1846-1918
Fotografía bajada de la red. |
¡Cómo expresar mis emociones ante aquella catástrofe, ni describir al desdichado que con tan infinitos trabajos y cuidados me había esforzado en formar! Sus miembros eran proporcionados; y había seleccionado unos rasgos hermosos para él.
¡Hermosos! ¡Dios mío!
Su piel amarillenta apenas cubría la obra de músculos y arterias que quedaba debajo; el cabello era negro, suelto y abundante; los dientes tenían la blancura de la perla; pero estos detalles no hacían sino contrastar espantosamente con unos ojos aguanosos que parecían casi del mismo color blancuzco que las cuencas que los alojaban, una piel apergaminada, y unos labios estirados y negros.
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Nanci Burson
EEUU, 1948
Fotografía bajada de la red. |
Los distintos accidentes de la vida no son tan mudables como los sentimientos de la naturaleza humana.
Yo había trabajado denodadamente durante casi dos años, con el único objeto de infundir vida a un cuerpo inanimado. Para ello me había privado del descanso y de la salud. Lo había deseado con un ardor que excedía con mucho a la moderación; pero ahora que había terminado, se había desvanecido la belleza del sueño, y un intenso horror y repugnancia me invadieron el corazón.
...desperté horrorizado de este sueño; un sudor frío me empapaba la frente, los dientes me castañeaban, y mis miembros eran presa de continuas convulsiones; entonces, a la luz desmayada y amarillenta de la luna que penetraba a través de los postigos de la ventana, vi al desdichado, al miserable monstruo que había creado.
Había levantado la cortina de la cama, y sus ojos, si es que se podían llamar ojos, estaban fijos en mí. Abrió las mandíbulas y emitió un sonido inarticulado, mientras un rictus arrugaba sus mejillas. Quizá dijo algo, pero no le oí; extendió la mano, probablemente para detenerme; pero yo le esquivé y eché a correr escaleras abajo.
Me refugié en el patio de la casa donde vivía, y allí permanecí el resto de la noche, paseando arriba y abajo, presa de la más grande agitación, escuchando atento, captando todos los ruidos y temiendo que me anunciasen la proximidad del cadáver demoníaco al que tan desventuradamente había dado vida.
Fotografías de Francis Galton, Arthur Batut y Nanci Burson, respectivamente.
Título y textos extraídos de "Frankenstein o el moderno Prometeo" de Mary W. Shelley.
Super blog!!! , me encanto me quedo con este pensamiento : los distintos accidentes de la vida no son tan mudables como los sentimientos de la naturaleza humana. :)
ResponderEliminarencantado de recibir tu granito de arena a este pequeño intento mío de "leer" sobre fotografías.
Eliminargracias por tu elogio y vuelve cuando quieras.