"Si tenemos en cuenta el número casi infinito de
posibilidades y caminos que conducen a nacer a una
sola persona, debes estar agradecida de ser tú misma
este preciso instante. Piensa en el enorme número de
posibles universos alternativos en los que, por
ejemplo, tus tatara-tatara-abuelos nunca se
encontraron y tú nunca llegaste a existir. Tienes el
placer de vivir en un planeta en el que has
evolucionado para respirar el aire, beber el agua y
adorar el calor de la estrella más cercana. Estás
conectada con todas las generaciones y los seres
vivos de este mundo a través del ADN. También con el
universo, porque cada célula de tu cuerpo fue creada
en los corazones de las estrellas'
(Carta de Carl Sagan a su hija Sasha)
La Tierra y la Luna desde 3 millones de kilómetros. Fotografía tomada desde la nave espacial japonesa Hayabusa-2. |
"Cuando mi esposo murió, era tan famoso y conocido por no ser creyente, que muchas personas me preguntaron -y todavía me pasa a veces- si Carl había cambiado y se había convertido al final en un creyente en la vida después de la muerte. También me preguntaron con frecuencia si creo que lo volveré a ver. Carl se enfrentó a su muerte con coraje y tenacidad y nunca buscó refugio en ilusiones. La tragedia fue que los dos sabíamos que nunca nos volveríamos a ver.
No espero volver a reunirme con Carl. Pero lo más grandioso es que mientras estuvimos juntos, por casi 20 años, vivimos con una apreciación real de lo breve que es la vida y lo preciosa que es. Nunca trivializamos el significado de la muerte fingiendo que era algo más que una separación definitiva. Cada momento que estuvimos vivos y estuvimos juntos fue milagroso, pero no en el sentido de inexorable o sobrenatural. Sabíamos que habíamos sido beneficiados por el azar... Que el azar puro haya sido tan generoso y tan amable que nos pudimos encontrar, como Carl escribió tan bellamente en "Cosmos" ya sabes, en la inmensidad del espacio y la inmensidad del tiempo.
Que hayamos podido estar juntos durante veinte años eso es algo que me sostiene y que es mucho más significativo... la forma en que me trató y en que lo traté, la forma en la que nos cuidábamos el uno al otro y a nuestra familia mientras vivió. Esto es mucho más importante que la idea de que lo volveré a ver algún día.
No creo que vuelva a ver a Carl nunca más. Pero lo vi. Nos vimos el uno al otro. Nos encontramos el uno al otro en el cosmos, y eso fue maravilloso"
(Ann Druvan, esposa de Carl Sagan)
"Un punto azul pálido" La Tierra desde 6.000 millones de kilómetros. Fotografía tomada desde la nave espacial Voyager 1. |
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