martes, 21 de febrero de 2017

"Marc Riboud"






LOS CAZADORES deMENTES




Marc Riboud
Saint-Genis-Laval, Francia. 1923-2016



Fotografía bajada de la red.









"Lo esencial es invisible".






          La fotografía es un medio en principio rudo, no excesivamente simpático y que pide a gritos la realidad directa y frontal para obtener de ella imágenes que atraviesen nuestro pensamiento. Ciertamente le gusta más la prosa que la poesía. Reflexionemos un poco ya que estamos ante un medio que parte en pedazos el tiempo y el espacio, que lo que hace presente ya no existe, que no explica de qué trata aquello que muestra, que puede violar sin ningún pudor lo privado, la intimidad de las personas y de las cosas, violentar, cuestionar su apariencia pública. El hecho de que muchas personas se rechacen en las fotografías, es algo más que la vanidad, es un darse cuenta de que la fotografía ataca también a lo intangible, a lo invisible, al otro las de las cosas... y, digámoslo de nuevo, es un lenguaje que no es el nuestro, sin decir una sola palabra. La fotografía simplemente actúa.




          Un intento de aproximación a cierta estética fotográfica podría comenzar diciendo que la fotografía es un medio al que no le gusta ser excesivamente explícito. De hecho es un medio sin palabras, sin voz, un lenguaje no verbal, actúa bien en susurros, en murmullos, dejando preguntas y respuestas no muy nítidas, no le gusta tocar las cosas, siempre a una cierta distancia, insinúa, propone, disfruta con las verdades a medias. De hecho, le puede gustar mentir mostrando las cosas como parecen ser, le atrae un mundo escurridizo de significados inciertos, no muy transparente, le atrae el silencio. La fotografía no está cómoda entre quienes la utilizan para intentar expresar sentimientos poco sólidos, fáciles, obvios, sentimientos de justificación, algo burdos, como para desahogarse. Tampoco le gustan demasiado las anécdotas, aún menos si son pueriles, trucos para conseguir adhesiones automáticas. En este sentido el fotógrafo es en cierto modo un mago sobre el escenario, algo así como un ilusionista, un equilibrista entre las luces y las sombras, entre el blanco y el negro.

          La fotografía utiliza lo visible para hablar de lo invisible, de la realidad, de la nueva realidad que se genera cuando las cosas son atravesadas, engullidas por el objetivo de una cámara... La fotografía utiliza lo visible para reinventar la realidad.

          Si dejamos que el silencio del mundo entre por el objetivo de una cámara, éste hablará en murmullos, somnoliento, nos propondrá una realidad en suspenso.










          Mostrar lo que acontece hace ya mucho tiempo que dejó de ser la materia de la fotografía, o al menos la exclusiva, ya apenas la toca tangencialmente. ¿La fotografía como testimonio, como documento, como información? Sin lugar a dudas, pero sobre todo como experiencia visual, como conocimiento, la cámara como módem que transforma la señal testimonial, informativa, en experiencia, en conocimiento, y el fotógrafo como médium que transforma las voces y los ecos confusos en imágenes nítidas e inteligentes. Sin lugar a dudas, vemos el mundo en las fotografías, pero escenificado, teatralizado, sobreactuado, reinventado, y un largo etcétera de adjetivos, porque eso es lo que puede hacer la fotografía, quizás sea eso para lo que en realidad sirve la fotografía: El mundo como espectáculo... fotográfico.
          Una realidad privilegiada, una realidad paralela -¿transfigurada?- en primer plano, ¿una sobrecargada de realidad? Un espacio de luces y sombras demoledoras. Le beau est toujours bizarre.









LA C(r)ÓNICA LUZ

Fotografía bajadas de la red.







Eduardo Momeñe
Bilbao, 1952










Fotografías de Marc Riboud.
Texto, y cita de Antoine de Saint-Exupéry, 
extraídos de "La visión fotográfica", de Eduardo Momeñe.



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