domingo, 5 de mayo de 2024

"Mex40"

CronoCromos
OPINION.es










Ruta robertfrank vs Mex. 40


           Robert Frank, a finales de los años cincuenta del pasado siglo, recorrió la América profunda física y conceptualmente para su proyecto fotográfico, allí desarrolló una visión singular que significó en un posterior estereotipo cultural de lo que resulta ser una cultura dominante, singular y globalizada. Y allí, entre múltiples imágenes que fijan y perpetúan el americanwayoflife, entre los contrastes sutiles y rigurosos de un blanco y negro ancestral, se halla la-una imagen del largo, rectilíneo e infinito camino que conduce hacia el oeste. Evocación de la epopeya-masacre que supuso aquel éxodo para aquellos colonos-invasores, pero además también rememoración-homenaje del aquel sinvivir del interminable regreso de un Ulises extemporáneo a unos coches-símbolos de esotra cultura fagocitaria. 

          Cada hombre que pisa la tierra -pisa holla o extraña- lo hace por primera vez, siempre. Es única e irrepetible su ocasión, su vez. Así siempre el horizonte es contemplado per se infinitamente por primera vez cada vez que un hombre, cualquiera, mira, contempla y discurre en ese plano infinito que supone su hábitat, incluido ese destino lejano que sugiere el horizonte resulta-rá único a su vez. Un paso inicia la aventura, la incertidumbre del más allá que supondrá su discurrir, temporal efímero casual finito, pero a la par estímulo sagaz. Nuestros ancestros emigraron desde allá hasta acá tal vez por hambre, tal vez por curiosidad, o puede que entre sus genes viniese ya inscrita la poesía, don de un cielo incognosible, indescifrable y travieso. Lo cierto es que desde un principio fuimos caminantes-vagabundos, y tb pintores-chamanes. Desde siempre convivieron el pragmático cazador-recolector con el autista vate soñador.

          Son la cinco de la mañana, sin motivo me desvelé, emigré cansado del tálamo ingrato y a apenas unos metros de allá recabé en el inmenso artificio  de la globalidad virtual. Un clic y el ir es un venir, el satélite nos trae o nos lleva, no sé bien -otro horizonte otro-, y sin embargo estamos allí y aquí, a la vez, en todas partes y en ninguna, Londres, París, NY o/y Alejandría, en la China, Toncbuctú o en una peli de Buñuel. Nunca antes iniciar un camino resultó tan sencillo, basta ser parte de la tribu burguesa, pagar tu cuota de ADSL y navegar por la red -q m perdonen los pateros a los que s les excluye del progreso-. Y así aquel frente al televisor que ahora llamamos MacBook iMac o yoquesé me puse a editar capturas que son tomas o imágenes que son bits o fotos que son números -yoquesé tb- de lugares en los que nunca estuve, y ni siquiera los soñé y que guardaba para la ocasión en que me asaltaran las dudas sobres las preguntas y sus porqués. O como dice César Antonio Molina en “Regresar a donde no estuvimos”: Heidegger dice que lo único posible “es volver a lugares donde nunca estuvimos”, retruécano de cita sobre cita sobre cita.

          Y vagando sin rumbo ayer había recabado -para mí, para ahora, no para ti ni siquiera para tu ahora- en el árido esquema del desierto mexicano, cicatrizado por la Carretera Federal 40 (Mazatlán-Matamoros) y hoy sin más púseme a “editar” dicha vagancia porque el verbo contiene reminiscencia del antiguo proceso que me recluía en el cuatro oscuro alquímico para “revelar“ las imágenes latentes de la antigua analogía que suponía antes-ayer la fotografía, y por no perder la costumbre asimilo que la toma no se acaba en la toma-cámara como no la hacía otrora sino que ha de ser un hecho revelador que alimente o engrandezca o estimule o enriquezca o/y descubra lo inextricable o manifieste la grandeza de nuestra ignorancia.

          R.F. y tantos otros pertenecen a esos seres excepcionales y inextinguibles mientras more la raza humana sobre este minúsculo planeta que están abocados a escribir sobre las paredes de la caverna lo que apenas presientan que pueda ser su sueño, con tinturas o luz, sobre basto lienzo o papel, con la mano o través de infectas máquinas, pero por sobre tras entre y desde la magnitud de la humildad del transeúnte lúcido observador. Y lo que él me reveló en aquel entonces -y lo que pintó aquel nohombre en la pared de su cueva- se me antoja ahora que lo exudo ahora sinquerer en estas nofotografías -captura tal vez, nuevas topografía quizá- que son a la vez grifos gritos grafos, rasgos trazos trozos, posos pasos caminos q desde el cielo inmenso de mi casa ocurrióseme acontecióseme sin que jamás sucediese, o sí.



“y para q conste, en monegros a tantos d tanto d 20veinteintanto”



























"Mex40"
Capturas y texto de enriqueponce en 2024.





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