martes, 24 de junio de 2014

"Tr3s colores"






UN bAZAR DE OBRAS






"Tr3s colores"









          Si culpa el concebir, nacer tormento,
guerra vivir, la muerte fin humano;
si después de hombre, tierra y vil gusano,
y después de gusano, polvo y viento;
          si viento nada, y nada el fundamento,
flor la hermosura, la ambición tirano,
la fama y gloria, pensamiento vano,
y vano en cuanto piensa el pensamiento,
          ¿quién anda en este mar para anegarse?
¿De qué sirve en quimeras consumirse,
ni pensar otra cosa que salvarse?
          ¿De qué sirve estimarse y preferirse,
buscar memoria habiendo de olvidarse,
y edificar habiendo de partirse?














          Ir y quedarse, y con quedar partirse,
partir sin alma, y ir con alma ajena,
oír la dulce voz de una sirena
y no poder del árbol desasirse;
          arder como una vela y consumirse,
haciendo torres sobre tierna arena;
caer de un cielo, y ser demonio en pena,
y de serlo jamás arrepentirse;
          hablar entre las mudas soledades,
pedir prestada sobre fe paciencia,
y lo que es temporal llamar eterno;
          creer sospechas y negar verdades,
es lo que llaman en el mundo ausencia,
fuego en el alma, y en la vida infierno.




















Sobre los colores de la tierra, 2014.




Fotografías de enriqueponce.
Sonetos, extraídos de "Poesía selecta" de Lope de Vega.





miércoles, 18 de junio de 2014

"Sin motivo aparente"






palabros
UN bAZAR DE OBRAS







"Sin motivo aparente"







Hoy alguien ha mandado detener los pájaros.

Hay días que no sé dónde ir
al momento escapo por poco
luego no sé cómo salvar,
otro me hace mucho bien
después ni malo ni bien
luego hago todo lo que soñé
un instante después soy feliz,
otro día acabo cansado,
hay veces que no puedo respirar
otros pienso en el futuro.
Por momentos me cuesta la vida.

Los días no son nunca igual.

















En el borde de un "canal con manchas", 2014.




Fotografía y textos, extraídos de "+POEMAS"- 199?-200?, de enriqueponce.



viernes, 13 de junio de 2014

"Damien Hirst"






ARTEsana?




Damien Hirst
Bristol, Reino Unido. 1965




Foto bajada de la red.
       















"Cabeza de vaca"






   Para entender algo sobre el mundo de ahora y para no entender nada al mismo tiempo es conveniente darse un paseo por la exposición de Damien Hirst que abrió hace unas semanas (*) en la galería Gagosian de Madison Avenue, en esa zona de la calle, cercana al Museo Whitney, donde las tiendas de marcas de moda se mezclan con las de antigüedades, irradiando un brillo común de fetichismo del dinero.

          Los clientes de Hirst y de la galería Gagosian buscan lo mismo, aunque a un precio mucho más alto, que los de Prada o Gucci en esa misma zona de Madison Avenue. Lo que se paga es lo que casi no existe: el nombre, la idea, el brillo del papel en una revista de modas. El bolso o las zapatillas o la camiseta proceden del esfuerzo de alguien mal pagado que trabaja en un galpón en las afueras industriales de alguna ciudad de geografía pavorosa. El que hace algo con las manos no cuenta para nada; el que se inclina durante doce o catorce horas sobre una máquina de coser, el que carga o descarga un contenedor, el que respira los humos tóxicos. Hubo otras épocas en las que el valor del trabajo real contaba para algo. También las hubo en las que el talento y el mérito de un artista estaban sostenidos por la destreza de sus manos, hasta por el esfuerzo físico que requería muchas veces la pelea agotadora con los materiales.
          Damien Hirst no tiene que molestarse en hacer nada. Asistentes anónimos amontonan con paciencia las cajas de medicina en los anaqueles o pintan los cuadros de lunares o pegan las mariposas sobre los paneles de madera a los cuales aplican después capas de color y barniz. Ni siquiera vierte él mismo la pintura en la centrifugadora de la que se extraen algunas de sus obras. A estas alturas al experto se le va poniendo un gesto sarcástico ante mi ignorancia: lo que Hirst crea, se apresura a explicarme, no es un objeto material en sí, sino algo mucho más preciado, un concepto. El arte antiguo y ya obsoleto se basaba en la producción física de las obras, igual que la economía se basaba en la fabricación y en el comercio de bienes tangibles. La economía se ha convertido en un laberinto virtual de hacer riquísimos a quienes saben manejarlas en beneficio propio y de ser incomprensibles para la inmensa mayoría de los seres humanos. El arte contemporáneo, de manera parecida, se ha despojado de materialidad al mismo tiempo que se ha vuelto indescifrable, salvo para una minoría de iniciados tan exclusiva como la de quienes entienden la economía y se enriquecen a una escala alucinatoria gracias a su conocimiento.

          Lo que los críticos de arte llaman conceptualismo no es, a estas alturas, más que el sello mercenario de una marca que vuelve prestigiosa la nada y multiplica generosamente el precio que algún tratante de armas o petróleo o especulador financiero está dispuesto a pagar por ella.

          No importa el espacio real de una galería o la calidad de los artistas que exhibe: importa que lleve la marca Gagosian, la marca Sotheby's o Christie's, la marca Damien Hirst o Jeff Koons o la de cualquiera de los cinco o seis estrellas que copan los precios más altos entre los millonarios más literalmente podridos de dinero. A lo que tiene que parecerse un bolso de Chanel es a otro bolso de Chanel. La garantía de calidad de un armario de medicinas de Damiel Hirst o de un corazón rosa de Jeff Koons es que se parezcan a los otros productos de las mismas franquicias. La proporción entre el coste y el beneficio, entre el esfuerzo y la calidad de la invención y el éxito, es casi tan desmesurada como las recompensas que se han dado a sí mismos unos pocos banqueros e inversores a costa de provocar la ruina de países enteros.
          Los demás, los entusiastas y los escandalizados, los críticos, los expertos, los periodistas fascinados por lo último, ya ni siquiera somos público. No somos más que comparsas. Balando nuestra conformidad o ladrando nuestra discordia proveemos un poco de publicidad gratuita.
















*   *   *


Galería Gagosian.
Madison Avenue, 280.







Obra? de Damien Hirst.
Texto, extracto del artículo "Al final de una era" publicado en "El País, Babelia" (* 6.3.10), de Antonio Muñoz Molina.




sábado, 7 de junio de 2014

"Eric Lafforgue"






BLOg DE NOTAS




Eric Lafforgue
Francia


Autorretrato.






















¿DE dónde es una hoja
transparente de sol?
-¿De dónde es una frente
que piensa, un corazón que ama?-
¿De dónde un raudal
que canta?









¡COSAS que me has de alumbrar
-vistas siempre, sin ser vistas-;
cosas que tengo de ver
en ti, sol de cada día!










YO, centro de mi mundo inmenso.
Tú, de tu inmenso mundo,
centro.
¡Qué inmenso penetrarse
de tantas cosas dobles y distintas,
hasta encontrarnos ambos, como uno, en medio de los dos!










¿TE cojí? Yo no sé
si te cojí, pluma suavísima,
o si cojí tu sombra.










¡NO sois vosotras, dulces ramas
de oro, las que os mecéis
al viento último; es mi alma!






www.ericlafforgue.com





Fotografías de Eric Lafforgue.
Versos, extraídos de "La realidad invisible", de Juan Ramón Jiménez.