"bajar el dedo en el momento justo"
Si fuese un animal, sería liebre; está siempre a punto de dar un salto y desaparecer. No huyendo. Tampoco de broma. Sino por gusto, sin darle importancia. En lugar de oídos por los que enterarse de las noticias, tiene ojos, unos ojos divertidos.
Lo único que me interesa de la fotografía, dice, es apuntar, apuntar a alguien.
¿Como un tirador?
¿Conoce el tratado zen de tiro con arco? Georges Braque me lo regaló en 1943.
No, creo que no le conozco.
Es un estado del ser, una cuestión de apertura, de olvidarse de uno mismo.
¿No apunta a ciegas?
No, hay una geometría. Basta con que cambie uno su posición un milímetro para que también cambie la geometría.
¿Lo que usted llama geometría tiene algo que ver con la estética?
No, en absoluto. Es lo que los matemáticos y los físicos denominan elegancia cuando debaten sobre una teoría. Si un planteamiento es elegante, puede que esté más cerca de aproximarse a la verdad.
¿Y la geometría?
La geometría entra también debido a la Sección Áurea. Pero los cálculos son inútiles. Como decía Cézanne: "Cuando empiezo a pensar, se pierde todo". Lo que cuenta en una foto es su plenitud y su sencillez.
Advierto que hay una pequeña cámara sobre la mesa, al alcance de su mano.
Dejé la fotografía hace veinte años, dice, para volver a la pintura y sobre todo al dibujo. Sin embargo, la gente me sigue haciendo preguntas relacionadas con la fotografía. Hace poco me premiaron por mi "trayectoria creativa como fotógrafo". Les dije que no creía en esa trayectoria. La fotografía no es más que apretar un disparador, bajar el dedo en el momento justo.
Imita el gesto cómicamente delante de su nariz. Y, todavía riéndome, recuerdo la tradición zen de enseñar con bromas, de evitar las explicaciones pesadas.
Texto extraído de "Para entender la fotografía", de John Berger; diálogo entre Henri Cartier-Bresson y el autor.
GIFs: Kirsten Dunst en la película “Elisabethtown” de Cameron Crowe.
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