miércoles, 15 de mayo de 2019

"Miguel Trillo"






BLOg DE NOTAS




Miguel Trillo
Jimena de la Frontera, Cádiz. 1953




Fotografía bajada de la red.

































          -You are all a Lost Generation!
          <<¡Sois todos una Generación Perdida!>>, le espetó Gertrude Stein a un joven Hemingway. ¡Qué puntería, la de la poeta británica de una rosa es una rosa es una rosa!
          Nada se pierde en esa generación. La de Manhattan Transfer, de John Dos Passos, El ruido y la furia, de William Faulkner, o Las uvas de la ira, de John Steinbeck. La que cargaba con el estigma de Generación Perdida pasó a ser una maravillosa Generación Germinal.
          Es una buena noticia que en la España actual la llamada Generación Perdida le esté dando un corte de mangas al destino. Es la generación del desconsuelo optimista. En El hombre rebelde, Albert Camus habla de la necesidad de un primer <<no>>, un <<no>> fundacional. El <<no>> a la injusticia. Pero ese <<no>> es la potencia afirmativa. Es un movimiento que dice que sí a todo lo que merece la pena.
          En este largo y perseverante estado de excepción económico, que es también una quiebra social, cultural y política, la etiqueta de la Generación Perdida ha sida adjudicada con notable éxito onomástico a los adolescentes y jóvenes inmersos en los efectos del shock. Un denominación que se basaba en una fatalidad estadística: más del cincuenta por ciento de desempleo juvenil, junto con una alta tasa de fracaso y abandono escolar. Pero esa etiqueta, al igual que otras que la precedieron, como Generación X o Generación NI-ni (no estudias ni trabajas), no era ni es neutral. Es su intencionalidad, respondía más a la taxidermia conservadora que a una experiencia sociológica.
          Como ocurre con las tragedias griegas, parecía un designio propio del destino. La generación de la crisis como Generación Perdida. Se incorporó al lenguaje habitual de políticos y analistas españoles, pero también pasó a figurar como tópico en la retórica de los portavoces del FMI, la OCDE o la Comisión Europea. La juventud española como sinónimo de Generación Perdida. No parecía ser el resultado de una causalidad, de una política de corrosión y abaratamiento, sino una especie de peste bíblica o de accidente natural que por casualidad castigaba en especial a la península ibérica, pues Portugal también tiene su Generación Perdida.
          Hay muchos carteles y grafitis que explican mejor lo ocurrido que muchos de esos informes de expertos que nunca han pisado una calle de barrio ni un hospital ni un centro público de enseñanza. Me quedo con uno, muy sencillo, recién visto en un documental sobre el 15-M. Es un cartón que lleva una muchacha, con un desconsuelo optimista, mientras suena <<El blues de la Generación Perdida>>, de Amaral. Dice la pancarta: Pronto usados, pronto tirados. Eso es lo que está en el núcleo de lo que ha ocurrido, de lo que está ocurriendo, de lo que se quiere establecer como futuro.

















Fotografías de Miguel Trillo.
Texto, extraído de "Contra todo esto", de Manuel Rivas.




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