Félix González-Torres
Gauimaro, Cuba. 1957-1996
Fotografía bajada de la red. |
La eficacia de la eucaristía se fundamenta en la idea de que las propiedades divinas de la hostia consagrada serán transmitidas al sujeto por el hecho de su ingestión. Se trata de una operación que no difiere mucho de la magia contaminante: las propiedades de una materia poseedora de unas propiedades particulares son transmitidas a los objetos debido a la contigüidad o el contacto. Así pues, el pan y el vino de la eucaristía son un vehículo de lo divino que pasa a formar parte de nosotros una vez que lo hemos consumido. No es el sagrado alimento el que se transforma tras entrar en nuestro organismo, sino que es nuestro propio cuerpo el que se modifica y adquiere las cualidades del alimento. Gracias a la eucaristía "nos convertimos en miembros vivientes realmente fundidos con nuestro señor Jesucristo, quien, en cierto modo, nos hace convertirnos en la misma cosa que Él; nos hacemos miembros de su cuerpo, de su carne, de sus huesos."
La obra de Félix González-Torres parece guiarse por patrones similares. A través de las hojas de papel, de los dulces, de las galletas, el artista pretendía que determinadas cualidades de su cuerpo se transmitiesen al público receptor. Al apropiarse de las unidades que componen las piezas, el público hace suyas ciertas cualidades de González-Torres. El organismo del individuo se disuelve en un cuerpo social indiferenciado; un sinnúmero de personas entra en comunión al poseer una parte del cuerpo del artista. Ahora bien, es en los trabajos realizados a partir de galletas de la suerte o de dulces donde se hacen más evidentes las similitudes entre la obra de González-Torres y el rito cristiano de la eucaristía. En estas propuestas el artista quiso ofrecer una versión -trivializada si se quiere- de la ingestión ritual del cuerpo de Cristo. De la misma manera que el cuerpo y la sangre de Cristo penetran a nuestro cuerpo bajo la forma del pan y el vino consagrados, el cuerpo de González-Torres se funde en nuestra entrañas cuando ingerimos los dulces y galletas de sus propuestas.
Obra de Félix González-Torres.
Texto, extraído de la revista LAPIZ (nº 120), de Eduardo Pérez Soler.
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