LOS CAZADORES deMENTES
Gaspard-Félix Tournachon (NADAR)
París, Francia. 1820-1910
Autorretrato. |
Panthéon Nadar 1854 |
LA DAGUERROMANÍA
(1947)
Van apareciendo a la publicidad aquellos retratos llamados daguerreotipos, como si la prueba única con algo de negativo en vago y cambiante espejo se convirtiese definitivamente en positiva gracias a los últimos adelantos. Aquellas oscuras fotografías del pasado, delicadas, mortecinas, siempre temerosas de la luz y por eso guardadas en estuche hermético, se encaran ahora con nosotros en su franca resurrección, como los primeros supervivientes perpetuizados ['perpetuados'] tal como fueron, sin ningún engaño.
Desde luego, en su conjunto parecen unos seres desmejorados que de pronto habían pasado de la sombra a la luz fijadora y no estaban preparados para eso.
El arte les hacía de vez en cuando retratos, a los más pudientes, pero el arte cuidaba de ellos, los reponía, los animaba, los coloreaba lo más bien.
Ante la aparición del daguerreotipo se quedaron consternados, descubiertos, ya mas reales que novelescos, con la responsabilidad exacta de su rostro.
Al mirar hoy sus retratos especificados nos parece como si fuesen los primeros habitantes de la tierra que despertaran a una mayor realidad y pasaran del umbral del anonimato.
Se verificó una declaración del derecho que el hombre tiene a ser retratado, pero no a través de la visión estilizadora y transformadora del artista, sino con un verdadero y legal parecido.
Comenzaron a aparecer -ahora lo vemos- unos caballeros meditativos, llenos de problemas religiosos y humanos, y junto a ellos unas damas que llevaban las cuentas de la casa y vivían solo para tener limpio y bien puesto el hogar teniendo algunos ahorros a buen recaudo.
Esa humanidad de los daguerreotipos sintió lo que de momificación había en el retrato y por eso sale con tal aire dramático.
Nadie se había retratado sin artificio -el arte era artificio- hasta ellos y se colocaban en postura temblorosa y resignada ante el ojo de Dios.
Ellos sintieron por primera vez que su conciencia iba a ser capturada por la cámara oscura.
Iban quedando mundos de personajes de novela de Walter Scott, de Balzac, de Dickens y de pronto esos personajes perdidos aparecieron como algo más que fantasmas, de carne y hueso en su efigie calcada de su propia vida.
Fue una gran superación y por eso tenemos que comprender la histeria que se apoderó de las gentes cuando fue un hecho público el gran invento.
Sarah Bernhardt 1864 |
Jules Verne |
Gustave Eiffel |
Eugène Delacroix |
George Sand |
Franz Liszt 1886 |
Auguste Rodin 1891 |
Émile Zola |
Claude Monet 1899 |
Edouard Manet |
Alejandro Dumas (fils) ca 1860 |
Charles Baudelaire |
Víctor Hugo (última imagen en su lecho de muerte) |
Mimi ca. 1857 |
Marie Laurent ca 1856 |
Fotografías de Nadar.
Texto, extraído de "El desahucio a la vista", de Ramón Gómez de la Serna.
Nadar y su mujer Ernestine ca 1865 |
París from a balloon 1868 |
Atelier Nadar 35 Boulevard des Capucines 1860 |
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