martes, 25 de agosto de 2015

"Asia Jedli'nska"






BLOg DE NOTAS






Asia Jedli'nska (Fabrykabaniek)
Varsovia, Polonia.




Fotografía bajada de la red.



















LA NIÑA DE MUCHOS OJOS

Por poco me da un ataque
paseando un día en el parque
porque me encontré una niña
que muchos ojos tenía.

Era en verdad muy hermosa
(¡me tenía impresionado!)
 pero vi que tenía boca
y acabamos conversando.

Hablamos del mar, los peces
y sus cursos de poesía,
y del lío que tendría
si necesitara lentes.

Es estupenda esa chica
que con tantos ojos mira,
mas te deja hecho una sopa
cuando se entristece y llora.












LA CHICA VUDÚ


Su piel es de tela blanca,
un remiendo de recortes.
Y en su corazón se ensartan
alfileres de colores.


Por ojos un par de discos
rayados en espiral
que emplea en hipnotizar
a una multitud de chicos.


Mantiene en trance profundo
a un ejército de zombis.
Entre ellos incluso hay uno
que es nativo de Donosti.


Más también sobre ella pesa
una horrible maldición
pues cuando alguien se le acerca
demasiado, es un punzón
cada aguja que se entierra
más hondo en su corazón.













PALILLO Y CERILLA ENAMORADOS




Palillo quería a Cerilla
con un amor muy vehemente.
Amaba su delgadez
que veía muy ardiente.

Entre palillo y cerilla
¿puede arder una pasión?
Así fue. Y en un segundo
ella lo volvió carbón.











Fotografías de Asia Jedli'nska.
Textos, extraídos de "La melancólica muerte de Chico Ostra", de Tim Burton.




miércoles, 19 de agosto de 2015

La gravedad del horizonte"






UN bAZAR DE OBRAS
palabros





"La gravedad del horizonte (sin más)"











cierro los ojos a la luz que me da forma
y una memoria huera me invade
en forma de sombras de apariencias
, como reflejos de pretéritos desviados
o destinos amontonados o ecos atrapados
en aquel horizonte lejos de mi mano

































El horizonte de la gravedad, 2015.








Fotografías y texto "cuatro", de SER de 1999, de enriqueponce.




jueves, 13 de agosto de 2015

"Yves Klein"






ARTEsana






Yves Klein
Niza, Francia. 1928-1962



Fotografía bajada de la red.












"La huella azul"








          En Enoshima, una pequeña localidad pesquera cerca de Tokyo, las barcas salen cada tarde a la mar. Al regresar, los pescadores seleccionan algunas de las piezas cobradas, las empapan de tinta e imprimen con ellas sus propios carteles. Los peces hacen las veces de nuestras planchas de grabado: la presión sobre el papel les permite transferir su propia imagen. Su tamaño, su silueta, la textura de sus escamas, la transparencia de sus aletas... Los pescadores sólo se permiten el retoque de los ojos, una licencia que me gustaría creer más emparentada con la magia y el juego que con la obsesión realista de fidelidad al modelo. A continuación, con una caligrafía grácil anotan la clase, el peso y el precio del pescado. Cuelgan el cartel en el interior de su tienda, junto a los otros muchos peces que ese día están a la venta y que van desapareciendo a medida que los clientes los compran y se los llevan.











          Las fotos convencionales son huellas filtradas, huellas codificadas que muestran el desajuste entre imagen y experiencia. La tecnología que interviene en la producción de la fotografía no es más que un saber acumulado. Todas las herramientas (una estilográfica, una cámara o un ordenador) y el conocimiento de su manejo no constituyen sino memoria aplicada. Se podría por tanto concluir que la huellas son las unidades de la memoria, su materia prima, y que la memoria, a su vez, es una intrincadísima estratificación de huellas.
          Toda imagen es físicamente una huella, el resultado de un trasvase o de un intercambio (un depósito de tinta, un efecto de carga eléctrica o magnética, una reacción química). En síntesis, una diferente modulación de información almacenada, de "memoria". Sólo la consciencia histórica nos permitirá calibrar entre huellas directas y diferidas, matizar los infinitos grados intermedios.










 *     *     *









Obra de Yves Klein.
Fotografías: "Antropometrías de la Época Azul", legado de Yves Klein.
Texto, extraído de "El beso de Judas. Fotografía y verdad", de Joan Fontcuberta.




jueves, 6 de agosto de 2015

"Piensan mis ojos"






UN bAZAR DE OBRAS
palabros








"Piensan mis ojos"







me paso la vida esperando. espero por ti, la salida del trabajo, a terminar un libro para empezar otro, a un amigo para una cita, a un encuentro, a encontrarme a la mujer que me quiera, o un tropiezo con otra que me hará daño. espero tener fuerzas para continuar -algo o todo-, o a empezar un proyecto, o la vida. continuamente espero que el tiempo no pase. espero que me de tiempo de hacerlo todo, espero que el tiempo me lo permita, antes de que me muera.

la muerte es una cosa particular, algo individual -morimos solos, siempre solos, pero también vivimos solos, terriblemente solos, uno siempre está fundamentalmente solo-. por eso hay que aprender a habitar la soledad- no puede ser una extraña- con la misma templanza que usamos para vivir cada uno de los presentes que nos suceden.

el presente es un tiempo perpetuo que, sin renunciar al pasado o al futuro, es un ahora que siempre acaba de nacer como convergencia de los tres tiempos. el hombre inventó el futuro para escapar de la muerte y reconciliarse con la realidad, pero el presente es el tiempo que siempre nos acompaña. es por ello que la gran conquista de la fotografía es dejarnos entrever -aunque sea por un instante- el más allá en el aquí, el siempre en el ahora.

la fotografía es básicamente una cuestión de una porción de tiempo, pero contradictoriamente éste queda luego tan lapidado que deja de existir en él. de la misma manera inicialmente acota un espacio que hace suyo para nacer como cosa mágica. lo que aporta a quienquiera que las mire son los pormenores precisos y delicados de la realidad, pues cada fotografía construye la propia realidad que representa. ellas cuidan de la verosimilitud de la imagen mientras el espectador suspenda su incredulidad durante el encuentro, entonces, y sólo entonces, cada fotografía estalla en posibilidades, no acota el mundo, lo expande. las fotografías son una maravillosa forma de descubrimiento, de redescubrimiento del mundo, y una forma de comprenderlo.

pero cuando nos asomamos a una fotografía sólo podemos saber lo que ella nos quiera decir, pues son miradas que nos llegan demasiado tarde, pérdidas que uno no puede recuperar, poemas que nos remiten a la ausencia -allí las cosas son como palabras-. cada una de ellas ha necesitado siempre de un pretexto anterior y exterior, y sólo se mantienen sólidas por él. el mundo está en continuo trance de esfumarse, y una vez desvanecido no hay nada que lo haga volver, lo que pasó, pasó ya para siempre. por eso tomar una instantánea es participar de la mortalidad, vulnerabilidad y mutabilidad de lo representado. las fotografías revelan la dulce levedad con que todo se va de vuelta a lo oscuro.

aborrezco al tiempo, pues me aleja con sádica fluidez de todo. además me molesta ser tan sólo un segundo en la vida, breve como todo lo que hacemos, esas cosas que por sí solas van quedado atrás. luego, de éstas únicamente permanecerán los recuerdos -un recuerdo es lo que queda... ¿o lo olvidado?- y las fotografías son lo mismo, pero no es lo mismo. la memoria se encargará a veces de recordarnos y otras de traicionarnos, pero es ella la infiel, no el olvido. así luego nos quedarán las fotografías para cuando falle la rememoración, pues ellas son el reloj que se paró en el recuerdo -primero como mentira y luego en forma de sueño-.

hay una totalidad de vida introducida en el recuerdo, un caudal de experiencias vertidas que se enlazan unas con otras en una red de pasajes transitorios, donde la épica de la rememoración permite escrutar el curso de las cosas. y gracias a la fotografía tenemos un pasado que se recuerda al calor de la nostalgia. hay ocasiones en que quiero rememorar y entonces las miro, pero otras les soy infiel para añorar como siento realmente, sin memoria archivada. moramos en un espacio en continuo trance de cambio como producto de la acumulación de tiempo -del que somos resultado seguro-, pero sentimentalmente vivimos en la memoria. o eso piensan mis ojos, mientras habito en espera, sobre las fotografías que conforman como recuerdo.














Fotografías, de la serie "the construcciones" de 2013-14,
 y texto, reedición de "esperan" de 200?,
de enriqueponce.