sábado, 25 de julio de 2015

"La mar de piedras"







UN bAZAR DE OBRAS
palabros








"La mar de piedras"








          Le agradó aquella piedra, se la metió al bolsillo. Prosiguió el vagabundeo. Vio otra, otra piedra, de granito aquesta, también le gustó, también la cogió. Granito. Caliza. La siguiente era de caliza. Luego caminó, sin rumbo. Andaba cuando tropezó con un basalto que le interesó: le cupo aquel capricho en el bolsillo, y además otro de sílice y otro de alabastro, y su deambular prosiguió así: cargado, pesado. Así, poco a poco, aquel peso, aquellos bultos, comenzaron a hacerle ardua la labor: jadeaba y transpiraba. Y aunque dudó si deshacerse de la carga dura, incómoda y atroz, finalmente se negó. Y vio una flor, la recogió, y aquel otro peso informe, tan enorme, le obligó a soltarla, deshacerse de ella, dejarla atrás, continuar, sin ella. Pesado, cargado, solo.




















Tropezando piedras, 2014.





Fotografías y cuento "piedras", extraído de "Además", de enriqueponce.





domingo, 19 de julio de 2015

"Hebe Robison"






BLOg DE NOTAS





Hebe Robison
Oslo, Noruega.



Fotografía bajada de la red.







"no te preocupes tanto,
el cielo es de todos."










"Echoes"






          Llovió toda la noche.
          A la mañana siguiente dijo que tenía que ponerse en camino hacia Kassel. ¿Podría tomar una foto antes de irse?
          Estábamos desayunando en la cocina.
          ¿Has visto mi cámara?, me preguntó.
          No.
          ¿No te fijaste en ella anoche?
          Señaló con la barbilla hacia donde estaba su mochila, en el suelo, al lado de la puerta. Junto a ella había una caja en la que, de hecho, sí que había reparado debido a su color plateado. Tenía el tamaño de una caja de herramientas más o menos. Había sido reparada con cinta adhesiva negra en algunos sitios. No me había parado a pensar qué llevaría dentro. Tal vez pinturas. O manzanas. O unas sandalias y crema para el sol.
          Como la primera cámara, dijo, ¡como la cámara original! Y me alargó la caja. No pesaba nada. Estaba hecha de madera de contrachapado.
          Aquí no hay luz suficiente, dijo, tenemos que salir fuera.
          Salimos y fuimos a los ciruelos, donde hay una mesa sobre la hierba, y allí levantó la vista al cielo, que todavía estaba nublado. Entre dos y tres minutos, calculó en voz alta, y dejó la caja cuidadosamente al borde de la mesa. En el centro de uno de los laterales largos había una tirita blanca rectangular, como la que se pone uno para proteger una pequeña ampolla o quemadura. Esta tirita estaba enmarcada con cinta adhesiva negra.
          Con sus cautelosos dedos levantó la tirita a fin de revelar una abertura, un agujero. Luego me cogió de la mano.
          Nos quedamos de pie, mirando a la cámara. Nos movimos, claro, pero no más de lo que lo hacían los ciruelos mecidos por el aire. Pasaron los minutos. Mientras estábamos allí reflejamos la luz, y lo que reflejamos atravesó el agujerito negro y entró en la caja.
          Será una foto de los dos, dijo, y esperamos expectantes.



















www.heberobison.com








Fotografías y título de Hebe Robison.
Cita de Jean Cocteau y texto, extraídos de "Fotocopias", de John Berger.




lunes, 13 de julio de 2015

"Nieve"






UN bAZAR DE OBRAS
calla2









"Sólo el blanco para soñar".









"NIEVE"

(Cu4tro estaciones: Invierno)









          Yuko Akita tenía dos pasiones.
          El haiku.
          Y la nieve.

          El haiku es un género literario japonés. Es un breve poema compuesto por tres versos y diecisiete sílabas. Ni una más.

          La nieve es un poema. Un poema que cae de las nubes en copos blancos y livianos.
          Ese poema viene de la boca del cielo, de la mano de Dios.

          Tiene un nombre. Un nombre de resplandeciente blancura.

          Nieve.












          En realidad, el poeta, el auténtico poeta, posee el arte del funambulismo. Escribir significa avanzar palabra tras palabra por un hilo de belleza, el hilo de un poema, de una obra, de una historia estampada en un papel de seda. Escribir significa avanzar paso a paso, página tras página, por el camino del libro. Lo más difícil no es elevarse del suelo y mantenerse en equlibrio, ayudado por el balancín de la pluma, sobre el hilo del lenguaje. Tampoco significa caminar hacia adelante por una línea continua interrumpida por vértigos tan furtivos como la caída de una coma o el obstáculo de un punto. No, lo más difícil, para el poeta, es permanecer constantemente en ese hilo que es la escritura, vivir cada momento de su vida a la altura del sueño, no bajar nunca, siquiera un instante, de la cuerda de su imaginación. En realidad, lo más difícil es convertirse en un funámbulo de la palabra.















          Hay dos clases de personas.

          Los que viven, juegan y mueren.

          Y los que se mantienen en equilibrio en la arista de la vida.

          Los actores.
          Y los funámbulos.






"Un poema de nubes", 2015.








Título y texto (y cita de Arthur Rimbaud) extraídos de "Nieve", de Maxence Fermine.
Fotografías y video de enriqueponce.





martes, 7 de julio de 2015

"Alberto Giacometti"






ARTEsana




Alberto Giacometti
Borgonovo, Suiza. 1901-1966




Fotografía de
Henri Cartier-Bresson.


















"Soy, en el buen sentido de la palabra, bueno."



Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla, 
y un huerto claro donde madura el limonero; 
mi juventud, veinte años en tierras de Castilla; 
mi historia, algunos casos que recordar no quiero. 
Ni un seductor Mañara, ni un Bradomín he sido 
—ya conocéis mi torpe aliño indumentario—, 
más recibí la flecha que me asignó Cupido, 
y amé cuanto ellas puedan tener de hospitalario.
Hay en mis venas gotas de sangre jacobina, 
pero mi verso brota de manantial sereno; 
y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina, 
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.
Adoro la hermosura, y en la moderna estética 
corté las viejas rosas del huerto de Ronsard; 
mas no amo los afeites de la actual cosmética, 
ni soy un ave de esas del nuevo gay-trinar.
Desdeño las romanzas de los tenores huecos 
y el coro de los grillos que cantan a la luna. 
A distinguir me paro las voces de los ecos, 
y escucho solamente, entre las voces, una.
¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisiera 
mi verso, como deja el capitán su espada: 
famosa por la mano viril que la blandiera, 
no por el docto oficio del forjador preciada.
Converso con el hombre que siempre va conmigo 
—quien habla solo espera hablar a Dios un día—; 
mi soliloquio es plática con ese buen amigo 
que me enseñó el secreto de la filantropía.
Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito. 
A mi trabajo acudo, con mi dinero pago 
el traje que me cubre y la mansión que habito, 
el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.
Cuando llegue el día del último viaje, 
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar, 
me encontraréis a bordo ligero de equipaje, 
casi desnudo, como los hijos de la mar.

























ARTEsana

Antonio Machado.
Sevilla, 1875-1939.

Fotografía bajada de la red.




Obra de Alberto Giacometti.
Título y poema "Retrato" de Antonio Machado.